domingo, 15 de mayo de 2016

El Intérprete

Este es un comentario que tenía muchas ganas de escribir, ya que El Intérprete fue algo que me marcó mucho la primera vez que lo vi y que es "el responsable" de lo que estoy viviendo. 



Para escribir este post, aparte de ponerme un poco más personal, me tengo que remontar al 23 de Enero de 2015, que fue cuando yo por primera vez vi este espectáculo en Zaragoza, donde vivía anteriormente. En ese momento, yo estaba en 2º de bachillerato de Artes Escénicas y con muchas dudas con lo que hacer al acabar ese año. Siempre me había tirado la interpretación, pero en aquel momento, tenía dudas sobre si coger ese camino por miedo (de eso soy consciente ahora) Pero ir a ver El Intérprete, me hizo aclararme  y perder el miedo a arriesgarme. Así que, año y medio me halló en Madrid estudiando interpretación y habiendo vuelto a esa habitación de Bilbao que nos relata Asier Etxeandia 

El Intérprete es todo un baño de emociones, un canto a la alegría y a la esperanza, que te enseña que no hay que tener miedo a arriesgarse y todo esto, acompañado de grandes canciones, grandes músicos y con la voz de Asier Etxeandia. 

Asier Etxeandia comparte con el público todo lo que ha sido su vida, como ese chico que cantaba en esa habitación de Bilbao contra la pared, se ha convertido en el artista que es ahora. El Intérprete te hace llorar, te hacer reír, en definitiva, te emociona y te hace creer en ti mismo, te hace creer en que, cualquier cosa que desees, la puedes lograr. 

No me gustaría acabar este post sin nombrar lo bonito y emocionante que me pareció el homenaje que Asier le hizo a Tomaz Pandur (director teatral que falleció en Abril y que fue su maestro) El dedicarle "Heroes" de David Bowie mientras estaba su imagen en la pantalla, a mi personalmente, me puso la piel de gallina.

Concluir dando las gracias, dando las gracias por haber podido entrar en esa habitación, por haber podido emocionarme, soñar, creer y poder estar viviendo yo también un sueño. Ahora, me voy, a seguir defendiendo mi sombrero, por muy ridículo que parezca


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